"No me di cuenta"
Torrico, a solas con Olé tras su espectacular atajada en el clásico, repasó su historia en Boedo. “Cuando me dijeron que iba a San Lorenzo pensé que me estaban cargando”, recordó.
Por: Diego Paulich @DiegoPaulich
dpaulich@ole.com.ar
-¿La volviste a ver muchas veces la atajada?
-¡Un montón! Ahora es más fácil porque enseguida te la mandan por WhatsApp y ahí la ves todo el tiempo, je. Después del partido, cuando agarré el teléfono, ya me la habían mandado unos amigos de Mendoza.
-¿Fue la mejor que tuviste en San Lorenzo?
-(Piensa) Fue linda, pero está la de la cancha de Vélez también... Creo que aquélla fue mejor por el momento y porque fue en el último minuto, ya no había vuelta atrás. La del clásico fue en el primer tiempo: si era gol igual podíamos terminar ganando; en cambio la de Vélez fue en un momento crucial. Fue el gol del título, como me dijeron algunos, je.
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Torrico, en el 2013, le sacó esta pelota a Allione, de Vélez
San Lorenzo se coronó en el Torneo Inicial, en gran parte, por esta tapada del CóndorFuente: Youtube.
¿Trabajás la reacción o los reflejos?
-Sí, siempre fui un convencido del trabajo y voy probando distintas cosas. En el club siempre hacemos ejercicios específicos simulando situaciones de juego o pelotas que se desvían. Ya lo hacíamos con Campagnuolo, con Canegallo y ahora con Docabo. Además, siempre laburo algunas cosas con mi hermano y desde hace tres años empecé a hacer yoga.
-¿Por qué se te dio por empezar a hacer yoga?
-Quería mejorar la postura y Campa me había recomendado trabajar la movilidad y la flexibilidad. Un día, estaba tomando un café con mi señora, y justo vi un lugar donde daban clases de yoga. Fui a preguntar y di con un profesor que entendió lo que quería. Por suerte Juan, el profe, no es futbolero, al punto que cuando empecé a ir no tenía idea de que yo era arquero de San Lorenzo. Eso es muy bueno porque estoy una hora ahí y me desconecto de todo.
-¿Qué te da el yoga?
-Me da elongación, fuerza, flexibilidad, equilibrio y tranquilidad mental...
-Además del trabajo, ¿también hace falta una cuota de suerte?
-Y, un poquito de suerte tenés que tener siempre... Hay jugadas donde no tenés muchas chances de llegar o el delantero define bien, esquinado o a un ángulo, y se necesita alguna manito extra...
-De las fotos que te trajo Olé, ¿falta alguna atajada importante?
-(Piensa) Creo que están todas. Incluso la de mi debut, contra Morón por Copa Argentina, donde tenía muchas cosas en juego...
-¿Al momento de los penales se te cruzaron todas esas cosas?
-Y sí, me pasaron muchas cosas por la cabeza. Yo había venido a San Lorenzo por dos meses a préstamo, como prueba, y empezar bien era muy importante. Lo bueno fue que antes de que arrancaran los penales la gente ya me estaba alentando, eso me dio mucha confianza. Ahí comenzó algo importante...
-¿Ya no esperabas tener la chance en un grande?
-No digo que ya me había rendido, pero sabía que a esa altura ya era difícil. Había tenido momentos mejores y no había podido pegar el salto; digamos que me tocó cuando menos lo esperaba. Cuando mi representante me dijo que estaba todo arreglado con San Lorenzo pensé que me estaba cargando.
-Y hoy sos el arquero más importante de la historia del club... ¿Soñabas con todo esto?
-No, siempre pensé en ir día a día. Sabía que en clubes como éste, hay que ir de a poco, entonces me mentalicé en hacer eso y disfrutar el momento. Me puse objetivos cortos: primero poder quedarme después de esos primeros dos meses, je. Y, si me quedaba, pelear el puesto con el arquero que llegara... A partir de ahí, lo demás se fue dando. Eso de que soy el arquero más importante de la historia me lo han dicho, pero todavía no lo creo o no me doy cuenta. Quizás el día que me retire me caiga la ficha, por ahora sólo pienso en seguir jugando y ganando cosas.